5/4/17

No podemos usar, gastar o consumir lo que no está a nuestro alcance

CAMBIO SERÁ EL NOMBRE QUE TENDRÁ


La auto-restricción que seria necesaria para conseguir frenar el crecimiento del capitalismo salvaje y egocéntrico no ocurrirá. Es un simple problema lingüístico, el problema del significado intrínseco de dos palabras  "restricción y regulación". Ambas describen un estado de deficiencia como fin del discurso.

Igual que palabras como "limitación" o "transitoriedad" sugieren un estado de hambre o ausencia de cosas. Es por eso que un gran porcentaje de personas no considera cambiar su estilo de vida a uno más simple pero más libre y autónomo. Porque piensan que lo que sería necesario es una limitación de su calidad de vida.

Son estas dos palabras las que impiden un cambio de discurso hacia un decrecimiento de verdad. "Restricción y regulación" directamente se asocian con falta de libertad individual. Y sí, es correcto que el individuo debe ponerse en segunda fila dentro de un conjunto social y económico que pretende funcionar de forma justa y saludable. Pero no podemos asociar o incluso definir esta segunda fila con términos de tan mala connotación. Los hay mejores.

Para restricción es importante hacer notar que todo en nuestra vida esta restringido de algún modo debido a condiciones ajenas a nuestra persona. Solo el capitalismo pretende sugerir que estos límites no existen. No obstante hemos de acordar otra palabra para esta limitación natural que compartimos todos. Vamos a llamar la restricción a partir de ahora "realidad"... 


Me gusta porque realidad implica que no podemos usar, gastar o consumir lo que no está a nuestro alcance o simplemente no existe. Por ejemplo tenemos 1500 euros ahorrados. Queremos una moto nueva pero nos gusta el modelo que vale 2200.

Kant preguntaría ahora: "¿Qué debo hacer?" El sentido común, la moral cristiana y mi bolsillo dicen que no puede ser el modelo deseado y me he de conformar con el modelo que vale lo que tengo. Pero el bombardeo publicitario me da argumentos para justificar una moto con prestaciones superiores y totalmente irrelevantes para un uso correcto y voy al banco con el fin de que me financien la diferencia. He entrado en una trampa moral cuya única salida hoy en día, incluso los socialistas, llaman auto-restricción.    
           
Resumiendo: quiero algo cuyo valor monetario no tengo, salgo de mi realidad económica y entro en una esfera ficticia con la ayuda del dinero virtual prestado por los bancos.

Llega el día que no puedo pagar las cuotas de la moto. La vendo por la mitad de su precio de adquisición, es decir, por 1100 euros. Pero los 700 euros prestados por el banco han acumulado intereses y casi llegan ya al precio por el cual he conseguido venderla. En total he perdido 1500 euros en un solo año y de nuevo no tengo moto. Esto es lo que la mayoría de gente hoy en día considera restricción -- vender la moto-- apretarse el cinturón. Yo lo llamo volver a la realidad.

El otro término "regulación" es algo más complejo pero no menos intrigante de analizar. Contiene la palabra "regular". Regular es la media, la norma o "lo normal". Regulación entonces se refiere a normalizar algún proceso o estado dentro de una sociedad. Normal a su vez está asociado con la palabra "normas" y allí vamos al grano de la regulación. Se dedica a establecer normas válidas para un grupo o todas las personas de una sociedad, con el fin de lograr una configuración social justa.

Norma que regula, regla que normaliza. Somos muy justos cuando otros la violan y muy tolerantes cuando nosotros consideramos que es mejor ignorarla. De este modo la regulación es como un ser dinámico que se usa cada día para posicionarnos dentro del conjunto social y cultural. Regulación a su vez es el instrumento que enlaza los procesos abstractos de la economía con los de la naturaleza humana. Actualmente es entendida como el vehículo que lleva la protección de la justicia humana a las actividades económicas y políticos.

Pero como este término esta cargado de connotaciones ideológicas y es sospechoso de ser un ladrón de la libertad individual, pues también le quiero llamar de otra forma: regulación es el ejercicio práctico de humanidad. Bien, quiero entonces una realidad humana que crezca a medida que las personas pueden mantener autonomía sobre su desconocimiento* y no una restricción regulativa o regulación restrictiva que censura conocimiento a medida que un partido político lo impone para mantener un estado nacional con su ideología respectiva. 

Las cooperativas (sociales, culturales, energéticas, científicas, agrícolas, sanitarias etc.) tienen muchísima experiencia en tratar y gestionar la realidad humana a gran escala (Avanti tiene más de 100 mil empresarios-trabajadores). En una cooperativa los miembros son a la vez dueños y empleados, por tanto son relativamente inmunes a entrar en realidades virtuales con los bancos, y además no pueden permitirse tomar decisiones que son injustas para los demás porque se perjudican a ellos mismos directamente.

Claramente esto romperá el salvajismo financiero y también el concepto grotesco de estado nacional y el mundo podrá finalmente organizarse de una manera cooperativa. El sistema de ahora que tiene como único fin el máximo beneficio, no tiene respuesta a la organización autónoma e independiente de grandes cooperativas, España es la prueba que existen dos realidades conceptuales en paralelo. Una en la que políticos de partidos y empresarios del capitalismo clásico se pelean sobre márgenes de regulaciones y restricciones y otra en la que ya se ejerce una realidad humanista.

* “autonomía sobre desconocimiento" en este contexto se refiere a que todo lo que uno no sabe, no lo sabe porque lo ha decidido por propia voluntad y no porque hay una ideología que regula y censura el tipo y la profundidad de conocimiento que tiene una persona en su contexto cultural y social.
 
En el socialismo por ejemplo no hay alternativa a saber de la importancia del bien común y su ejercicio práctico de cada día. Por eso las sociedades socialistas están repletas de mensajes de tendencia altruista que invaden la autonomía del individuo sobre la decisión de cuanto se ayuda o implica con quien y por qué. El internacionalismo, la idea originaria del socialismo, requiere una constante lucha contra el desconocimiento sobre relaciones inter-políticos  a escala global.
También por ejemplo en el capitalismo es preciso que la gente pierda el desconocimiento sobre las dinámicas de la teoría económica financiera. En consecuencia los medios de comunicación y sistemas educativos bombardean a la población con constante información y "educación" sobre el sistema financiero, hasta que este conocimiento se convierte en la única realidad lógica y pensable. 
Siempre hay un desconocimiento que se ha de regular según el tipo de ideología que esté en el poder. En ambos casos, el sistema no puede tolerar desconocimiento voluntario sobre campos de conocimientos muy concretos. Solo así puede ejercer su poder.


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