10/4/17

Las trompetas ya han sonado y nadie ha hecho el mínimo caso

EL APOCALIPSIS VISTO POR UN APOCALÍPTICO
Los que analizamos los recursos del planeta Tierra y vemos lo menguados que se hallan, a veces recordamos las palabras de Felipe II al Presidente del Consejo de Castilla, allá por el año 1582, seguramente mirando desde la silla de piedra que le colocaron durante la construcción de El Escorial y en cuya roca se encuentra precisamente esta inscripción. Debió ser una reflexión al ver cómo habían ido pelando los bosques de alrededor para hacer herramientas y grúas y utensilios, que por aquel entonces eran muchos de madera:
Una cosa deseo ver acabada de tratar y es lo que toca a la conservación de los montes y aumento de ellos. Que es mucho menester y creo que andan muy al cabo: temo que los que vinieren después de nosotros han de tener mucha queja de que se las dejemos consumidas, y plegue a Dios que no lo veamos en nuestros días
Ha llovido desde entonces, y si Felipe II levantase la cabeza y viese cómo llevamos el asunto, volvería a morir horrorizado.

Sin embargo, nuestra capacidad de irnos acostumbrando al destrozo ambiental parece no tener límites; lo vemos en cada momento como algo natural, quizás por inevitable. La denuncia de estos destrozos ambientales, muchos de ellos bastante irreversibles, suele acarrear a los denunciantes una lluvia de insultos y adjetivaciones, entre las que se encuentran las de catastrofistasnegativistascenizospesimistas, etc. Pero sobre todas ellas, prima y reina la de apocalípticos, para los que además advertimos sobre los límites de los recursos planetarios y los insoportables ritmos de agotamiento a que los somete la civilización industrial y tecnológica acelerada por el capitalismo. Algunos llevamos años teniendo que aguantar improperios constantes si advertimos que la fiesta del consumo desbocado y del crecimiento perpetuo se está acabando.



Apocalypse (revisited) Now
Hojeando el Apocalipsis —que debe ser el libro de cabecera de todo apocalíptico que se precie— se observan algunas previsiones muy alarmantes. Y son predicciones muy concretas, en contra de lo que pudiera parecer. No son, en absoluto, profecías oscuras, crípticas o interpretables de múltiples maneras del tipo de las de Nostradamus, como esta, por ejemplo:
De noche, sentado y en secreto estudio.
Tranquilo y solo, en la silla de bronce:
Exigua llama saliendo de la soledad,
Hace prosperar lo que no debe creerse en vano.
frase de la que se puede deducir lo que usted o yo queramos, o a la pitonisa de al lado se le antoje.
No. En el caso del Apocalipsis de San Juan, las descripciones que da de las destrucciones que se suceden a cada toque de trompeta de los siete ángeles, son totalmente cuantificables, absolutamente objetivables y afectan a aspectos muy específicos de la vida en la Tierra. Y, lo que es peor, la mayoría de ellas ya ha sucedido y la inmensa mayoría de los que poblamos la Tierra, seguimos sin darnos por enterados.

Invitamos a los que siguen siendo negacionistas y cargan contra los que consideran apocalípticos por denunciar los destrozos y el agotamiento del planeta, pensando en que nos excedemos en la dimensión de los desastres existentes, a que tomen un Apocalipsis  (es un libro muy corto, se lee en una hora) y cotejen algunos pasajes de los que les vamos a mostrar aquí, por si piensan que les engañamos:

La visión de las siete trompetas tocadas sucesivamente por siete ángeles, anuncian, en general, cada una de ellas, la destrucción de un tercio de cosas vitales en el planeta Tierra. Por ejemplo:
[Apocalipsis, 8, 7-12.] (Visión de las trompetas. Las cuatro primeras trompetas.) 7. Tocó, pues, el primer ángel la trompeta; y fueron hechos granizo y fuego, mezclados con sangre, y descargó sobre la tierra, con lo que la tercera parte de la tierra se abrasó, y con ella se quemó la tercera parte de los árboles, y toda la tierra verde.
Hoy ya hemos hecho desaparecer más de la mitad de los bosques y selvas del planeta. Los desiertos avanzaban de forma terrorífica. La lluvia ácida ha destruido ya un tercio de los bosques de Europa. Las evidencias son abrumadoras y variadas. Desde hace tiempo y progresando a una velocidad alarmante.
Los bosques del planeta se han reducido en un 55% de su extensión original”. “Cada año, se destruye una superficie de bosques equivalente al 1% del total de los bosques del planeta”
— Edward O. Wilson. “La biodiversidad, amenazada”, Revista Investigación y Ciencia. Noviembre de 1989.
La tercera parte del mantillo productivo de los EE.UU. se ha perdido para siempre”.
— 
Wilson Clark. “Energy for Survival”, Garden City. New York Double Day. Anchor Books, 1975.
La salinización de las tierras por sobreirrigación, supera el 30% de las tierras de regadío en los EE.UU.”
— 
J. W. Mauritius La Rivìere. “Los recursos hídricos, amenazados”, Revista Investigación y Ciencia. Noviembre de 1989.
Hoy los bosques cubren más de la cuarta parte de las tierras emergidas, excluyendo la Antártida y Groenlandia. La mitad de los bosques están en los trópicos; y el resto en zonas templadas y boreales. Siete países albergan más del 60% de la superficie forestal mundial: Rusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos, China, Indonesia y Congo. La mitad de los bosques que una vez cubrieron la Tierra han desaparecido, y lo que es más importante, en términos de biodiversidad, cerca del 78 por ciento de los bosques primarios han sido ya destruidos y el 22% restante están amenazados por la conversión a otros usos como la agricultura y la ganadería, la especulación, la minería, los grandes embalses, la extracción de madera, las carreteras y pistas forestales, el crecimiento demográfico y el cambio climático. Un total de 76 países han perdido ya todos sus bosques primarios, y otros once pueden perderlos en los próximos años…
Por lo menos 5 millones de Km2 de bosques tropicales han sido talados entre 1960 y 1995, una superficie equivalente a diez veces España. Asia perdió un tercio de su superficie forestal y África y América Latina perdieron el 18 por ciento cada una. Durante la primera mitad de los años noventa, estas regiones continuaron perdiendo porciones significativas de su cobertura forestal. Más de la mitad (el 57 por ciento) de la pérdida neta de bosques entre 1980 y 1995 tuvo lugar en sólo siete países: Brasil, Indonesia, Congo, Bolivia, México, Venezuela y Malaisia…
.Al terminar el siglo XX hay una pérdida neta anual de 11,3 millones de hectáreas de bosques, según la FAO, que se destinan a otros usos. Entre 1990 y 1995, por lo menos 107 países registraron una pérdida neta de superficie forestal, según el Worldwatch Institute. En el mismo periodo el área forestal se redujo en 56 millones de hectáreas, resultando de una pérdida de 65 millones de hectáreas en los países en desarrollo y una aumento de 9 millones de hectáreas en los países industrializados.
— John PerlinHistoria de los bosques (A Forest Journey), Gaia. Proyecto 2050. 1ª Ed. 1999. Páginas 481 a 483
Parece que el primer ángel ya había pasado con largueza y que las personas no se habían dado cuenta. O no les importaba. Empezaba a ver que lo de San Juan, que en tiempos debió asustar a muchos, no era una predicción más o menos irrisoria, sino un hecho consumado. Pero la Humanidad parecía haber ignorado olímpicamente al ángel trompetista y haber digerido sin espanto la profecía cumplida. Sigamos:
[Apocalipsis, 88. El segundo ángel tocó también la trompeta, y se vio caer en el mar como un grande monte todo de fuego, y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. 9. Y murió la tercera parte de las criaturas que vivían en el mar, y pereció la tercera parte de las naves.
El Mediterráneo, ya ha sobrepasado el tercio del agotamiento por contaminación, con multitud de naves hundidas, contaminando cada vez más y más. Los superpetroleros y plataformas marinas hundiéndose en el mar y dejando manchas horrorosas, fiel imagen de los montes de fuego en el mar. La guerra de los petroleros en el Golfo o los vertidos al mar del petróleo de Kuwait, escenas literalmente apocalípticas.
Más del 60% e las especies marinas están sobreexplotadas (bacalao, atún, gamba, mero y besugo, entre otras)”
— 
Chris Newton, Jefe del Servicio de Información Pesquera. Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
La actual flota pesquera mundial tiene un tamaño 2,5 veces superior a lo que los océanos pueden soportar de manera sostenible, lo que significa que los seres humanos extraemos mucha más pesca que la que ofrece la tasa de reemplazo. Como resultado de lo anterior:
  • El 52% de las pesquerías mundiales están completamente explotadas y el 24% sobreexplotadas, agotadas o en recuperación del agotamiento.
  • Siete de las diez principales pesquerías marinas, que representan el 30% de todas las capturas, están completamente explotadas o sobreexplotadas.
  • El 90% de todos los grandes peces de los océanos ya ha sido capturado.
  • Algunas poblaciones importantes de especies marinas comerciales han sido diezmadas hasta el punto de estar en peligro de extinción.
  • A menos que la situación actual mejore, se cree que las reservas de todas las especies que hoy se pescan para alimentación, pueden haberse agotado hacia 2048.
— World Wildlife Fund (WWF) http://www.panda.org/about_our_earth/blue_planet/problems/problems_fishing/
Tocó el segundo ángel y los seres humanos tampoco lo vimos ni lo escuchamos. O digamos más bien que no lo quisimos ver. Hoy la destrucción de los mares sobrepasa ya a la cantidad anunciada por el ángel de la segunda trompeta.

Pasemos a la tercera trompeta, ya con cierto resquemor. ¿Cómo es posible que nadie parezca haber visto ni oído lo que está sucediendo?
[Apocalipsis, 810. Y el tercer ángel tocó la trompeta; y cayó del cielo una grande estrella, ardiendo como una tea, y vino a caer en la tercera parte de los ríos y en los manantiales de las aguas. 11. Y el nombre de la estrella es Ajenjo, y así la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo, con lo que muchos hombres murieron a causa de las aguas, porque se hicieron amargas.
Y ¿qué decir de los ríos y manantiales?
1.200 millones de seres humanos, sin garantía de acceso al agua. Su falta produce el 80% de las enfermedades humanas” (…) ” La actividad humana consume en la actualidad 3.600 Km. cúbicos de agua dulce de los 9.000 Km. cúbicos accesibles a los seres humanos.”
— 
Conferencia Mundial del Agua, 1994.
Por otro lado, la construcción de más de 40.000 grandes presas a lo largo del siglo XX ha generado una reducción drástica de las pesquerías fluviales, llevando a la extinción de muchas especies de peces y moluscos. Esta quiebra biológica es hoy una de las claves de la crisis alimentaria para millones de seres humanos en multitud de comunidades que tenían en la pesca fluvial su base de provisión de proteínas.
— Pedro Arrojo Agudo, Dpto. de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza. IV Encuentro de Políticas de la Tierra. Salamanca, 2005
Naciones Unidas estima que la cantidad de aguas residuales que se producen anualmente es de unos 1.500 Km3, unas seis veces más agua que la que existe en todos los ríos del mundo. — United Nations World Water Assessment Program (2003)
Todos los grandes ríos de Europa están biológicamente muertos. El tercer ángel arroja doscientas Hiroshimas cada año sobre la infancia del planeta y nadie lo quiere ver. Palestina, la Tierra Prometida, se muere de sed. Los vertidos industriales y las lluvias ácidas convierten las aguas de ríos y manantiales en Ajenjo, pero no nos damos cuenta.

Ha pasado el tercer ángel, heraldo de la destrucción de un tercio de los ríos y aguas dulces del planeta y nadie se ha dado por aludido.
[Apocalipsis, 812. Después tocó la trompeta el cuarto ángel, y quedó herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, de tal manera que se obscurecieron en su tercera parte, y así quedó privado el día de la tercera parte de su luz, y lo mismo la noche.
Pensé inmediatamente que también había pasado el cuarto ángel, echando un tupido velo de polvo cancerígeno sobre las ciudades industriales del planeta, las “grandes rameras” de este Apocalipsis industrial y tecnológico, y que seguimos danzando frenéticamente, sin prestar atención. Ya ha desaparecido bastante más del tercio de la luz del sol, la luna y las estrellas, debido a la contaminación del aire. Sobre todo en las ciudades, donde ya vive más de la mitad de la Humanidad, muchos de cuyos niños jamás verán la Vía Láctea.

Recordé mi infancia feliz en las noches de agosto, tumbado sobre los montones de paja, señalando con mis amigos la Vía Láctea, cuajada de estrellas. Hoy miro desde mi casa y apenas veo la Osa Mayor, muy desdibujada, y con ella puedo rastrear con dificultad la estrella Polar; y eso sólo si ha llovido recientemente. Junto con Marte y a veces Venus. Eso es todo, aparte de ver algunos satélites artificiales orbitar en las primeras horas de la noche, junto a la Estación Espacial Internacional, que los tecnócratas dicen con orgullo es la “segunda estrella más brillante del cielo” sobrepasando a Venus, una vez instalado el cuarto módulo.
Apenas un 1% de los 560 millones de habitantes de ciudades en China respira aire que se pueda considerar seguro por los estándares de la Unión Europea, según un estudio del Banco Mundial. La contaminación del aire es particularmente mala en las áreas dañadas del nordeste de China. Un estudio llevado a cabo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que la cantidad de partículas suspendidas en el aire en el nordeste de China es unas 20 veces superior a los que la OMS considera niveles seguros. http://factsanddetails.com/china.php?itemid=392
Curioso mundo, pensé, este que mediante el desarrollo oscurece sus cielos y que con el desarrollo lanza satélites para observar lo que ha ensuciado. Curioso mundo éste que vela la visión de las estrellas y luego lanza estrellas artificiales para que brillen más que las que el cielo nos puso para disfrutarlas. Esto son cosas medibles. Esto no es Nostradamus. Una desgracia plantearia delante de nuestros ojos.

El quinto ángel tocó la quinta trompeta:
[Apocalipsis, 9.] (La quinta trompeta. La primera amenaza.) 1. El quinto ángel tocó la trompeta; y vi una estrella del cielo caída en la tierra, y diósele la llave del pozo del abismo. 2. Y abrió el pozo del abismo; y subió del pozo un humo semejante al de un grande horno; y con el humo de este horno quedaron obscurecidos el sol y el aire. 3. Y del humo del pozo salieron langostas sobre la tierra, y dióseles poder semejante al que tienen los escorpiones sobre la tierra.
Estos párrafos ya son más esotéricos y sujetos a interpretación que los anteriores, que son muy medibles en cuanto a la destrucción existente.

En todo caso recuerdan al enigmático y travieso Einstein , a quien se le dio la llave del pozo del abismo (E = M*C2), del que desde entonces, han surgido más de dos mil humos semejantes a los de grandes hornos, en forma de explosiones atómicas, que oscurecen el sol y el aire, los últimos de los cuales han crujido bajo las entrañas de la tierra en Corea del Norte. Además, esas fuerzas mantienen un par de decenas de miles de ingenios capaces de seguir provocando esos humos en forma de hongo. Forma literaria de describir el mundo nuclear, nada original por otra parte, pues ya muchos autores de ciencia-ficción, habían creído ver, cohetes modernos y bombas atómicas en otros pasajes de la Biblia: Armas nucleares: un repaso de la historia nuclear.

Se podía casi concluir, a estas alturas, que en la civilización actual, todo es interpretable con pasajes apocalípticos, tan terrible está siendo. Por ejemplo:
[Apocalipsis, 94. Y se les mandó no hiciesen daño a la hierba de la tierra, ni a cosa verde, ni a ningún árbol; sino solamente a los hombres que no tienen la señal de Dios en sus frentes.
¿Bombas de neutrones, que atacan solo a las personas? ¿Bombas genéticas, que atacan solo a determinadas razas? ¿Cómo es posible que asistamos impotentes al espectáculo de científicos trabajando en estas aberraciones? ¿Qué se busca con el espectacular desarrollo de los drones o aviones sin piloto dentro (sí que los tienen fuera, a salvo a miles de kilómetros) y los asesinatos selectivos que aseguran pueden llevar a cabo desde los aires?
[Apocalipsis, 95. Y se les encargó que no los matasen, sino que los atormentasen por cinco meses; y el tormento que causan es como el que causa el escorpión cuando hiere a un hombre. 6. En aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.
Las picaduras de los misiles de crucero y bombas llamadas inteligentes estadounidenses, rusos o europeos sobre los pueblos iraquí, libio o sirio; el tormento de la destrucción sistemática, que es peor que la muerte; los sarpullidos, las úlceras y las llagas que no se cierran de las víctimas de Hiroshima y luego el uranio empobrecido o el agente naranja y demás armas químicas desde Vietnam, con los hijos deformes de las parejas vietnamitas hasta en tercera generación; el síndrome de los propios soldados americanos en sus invasiones múltiples. El aumento incesante de los terroristas suicidas. El quinto ángel se las trae. Y seguimos sin querer verle.
[Apocalipsis, 97. Y las figuras de las langostas se parecían a caballos aparejados para la batalla, y sobre sus cabezas como coronas al parecer de oro, y sus caras así como caras de hombres. 8.Y tenían cabellos como cabellos de mujeres, y sus dientes como dientes de leones. 9. Vestían también lorigas como lorigas de hierro, y el ruido de sus alas como el estruendo de los carros tirados de muchos caballos que van corriendo al combate. 10. Tenían asimismo colas parecidas a las de los escorpiones y en las colas aguijones, con potestad de hacer daño a los hombres por cinco meses;
Interpreten ustedes. A mi se me vienen inevitablemente a la cabeza las modernas fuerzas aéreas, sus pilotos con sus cascos —”como coronas, al parecer de oro”—, en sus aviones con herrajes “como lorigas de hierro”, aviones como langostas, plaga que clava sus aguijones de escorpión y baten sus alas con ruido, como estruendo “de muchos caballos que van corriendo al combate”. Perfecta descripción de la Quinta, Sexta o la Séptima Flota, o de la flota aeroespacial rusa con toda su parafernalia de misiles, aviones, cohetes y bombas. ¿Ángeles o demonios?
Salto aquí, en pleno frenesí lector, a la primera bestia del Apocalipsis:
[Apocalipsis, 12.] (La primera bestia.) 18. Y apostóse sobre la arena del mar.
[
Apocalipsis 13.] 1. Y vi una bestia que subía del mar, la cual tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre los cuernos diez diademas, y sobre las cabezas, nombres de blasfemia.
Submarinos y portaaviones, de esos que transportan misiles, con cabezas nucleares y bombas de todo tipo, en las que no necesariamente coinciden los cuernos y las cabezas, si se trata de cohetes, algunos de ellos con ojivas múltiples y de bombas sobre las que los marines y aviadores escriben nombres, generalmente procaces, según una estúpida costumbre de la guerra moderna.
Nada que añadir a la imaginación, señorías. Viene todo dado, aunque hasta ahora no nos haya tocado directamente.

El concierto de las cinco primeras trompetas casi produce pavor para seguir con la lectura de la sexta, la del ángel que anuncia el exterminio de un tercio de los hombres:
[Apocalipsis, 911. Sobre ellos tienen como rey al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión. 12. El primer ay pasó; pero vienen aún dos ayes después de esto.
A este, obviamente, no hemos llegado, todavía, aunque parece que estamos haciendo bastantes méritos.

Pasó la gran guerra entre Irak e Irán, que comenzó en septiembre de 1980, que duró muchos años y dejó a ambos países exhaustos. También pasó ya la segunda guerra de los llamados aliados contra Irak, como consecuencia de la invasión de Kuwait, en agosto de 1990. Mesopotamia es lugar de antiguas culturas y tradiciones y aunque todo el mundo puede sufrir guerras y destrucción —y de hecho las sufre—, podría bien ser también el escenario del primero de los dos ayes que vinieron después. Pero, ¿y el segundo ¡ay!? El 20 de marzo de 2003 llegó una posible respuesta al segundo ¡ay! con la llamada Segunda Guerra del Golfo. La hora de la sexta trompeta:
[Apocalipsis, 9, 13-21.] (La sexta trompeta. La segunda amenaza.)13. Tocó, pues, el sexto ángel la trompeta y oí una voz de los cuatro cuernos del altar de oro que está ante los ojos del Señor.
Si el televisor es el “altar de oro” del hombre moderno, los cuatro cuernos las antenas y la trompeta los main stream media, ya tenemos el escenario apocalíptico perfecto: la madre de todas las batallas, a la que dio nombre la más señalada de sus víctimas, Sadam Hussein. Al menos no podrá decirse que el profeta no atinó con bastante acierto sobre los más duros escenarios de destrucción que hoy estamos presenciando:
[Apocalipsis, 914. La cual decía al sexto ángel, que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados en el grande río Eúfrates.
Esto es, el lugar de comienzo, Irak. Ahí empezó la historia; ahí se inventó la escritura. Es el alfa de la historia y de la cultura. ¿Será también el omega? Nunca antes tantos seres humanos habían sido conscientes de que sus gobiernos y dirigentes se embarcaban en guerras de exterminio contra un pueblo y exclusivamente por sus recursos, por el petróleo y gas de la región. Devuelto el pueblo iraquí a la Edad de Piedra, hundido en la miseria más absoluta el pueblo libio, destrozado hasta los mismos cimientos el pueblo sirio y aislado y acosado el pueblo iraní, otros grandes poderes comienzan a dar signos de inquietud por el despojo que Occidente lleva a cabo en la zona. China quedaría semihundida, porque se quedaría de golpe sin el 40% de todo el consumo energético de su país, que es vital para el transporte (el 95% del transporte mundial es con petróleo). No parece que los chinos se lo pudieran permitir y ya han dicho claramente que si se ataca a Irán, ellos se pondrán del lado de Irán y entrarán en la 3ª Guerra Mundial. Y seguimos mirando para otro lado. Ver General chino amenaza con ‘la Tercera Guerra Mundial’ para proteger a Irán“.
[Apocalipsis, 915. Fueron, pues, desatados los cuatro ángeles, los cuales estaban prontos para la hora, el día, el mes y el año en que debían matar la tercera parte de los hombres. 16. Y el número de las tropas de a caballo era de doscientos millones. Yo oí el número de ellas.
Ese es un número posible para militarizar, en una guerra verdaderamente mundial, en un planeta con más de siete mil millones de seres, aunque cuando San Juan lo escribió careciese de sentido, pues no había más de cien millones de seres en toda la Tierra. A las divisiones acorazadas se las sigue llamando hoy caballería, en muchos ejércitos.
[Apocalipsis, 917. Así vi también en la visión los caballos y sus jinetes, que vestían corazas de fuego, y de color de jacinto y de azufre, y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones, y de sus bocas salía fuego, humo y azufre. 18. Y por estos tres azotes fue muerta la tercera parte de los hombres; el fuego, el humo y el azufre que salían de sus bocas. 19. Porque la fuerza de los caballos está en su boca y en sus colas; pues sus colas son semejantes a serpientes, y tienen cabezas, y con éstas hieren.
Terrorífica y muy precisa descripción de la guerra moderna: fuego sale de las colas de cohetes y misiles. Tienen la fuerza —de propulsión— en la cola y la fuerza —de explosión— en la boca y en la cabeza, con las que hieren a los hombres. Portan humo y fuego y azufre. San Juan tiene un trance verdaderamente profético.
Con todo, la más deslumbrante y terrible profecía, la más real, la que verdaderamente cuenta y la que debe estremecer por su acierto tremendo, es la que describe la indiferencia, la tremenda indiferencia de los seres humanos que no son directamente afectados por este primer ¡ay! o por los dos ayes siguientes, eso si no los jalean y justifican directamente. Uno ve la guerra del Golfo por televisión, como si de una serie se tratase y, mientras millones de seres humanos están golpeados por el sexto ángel, el resto no dejan de adorar al dios Consumo, que exige víctimas inocentes para seguir satisfaciendo su insaciable apetito. Y siguen haciendo frenéticas compras y quejándose de que no pueden crecer más.

Nadie se arrepiente de los homicidios que tenga que provocar su gobierno o su ejército, ni de los robos que haya que perpetrar de materias primas y riquezas minerales, si es para conseguirlas y sacrificarlas a sus dioses menores: el automóvil-tótem, las luces vacuas de Navidad, la calefacción a todo trapo, los brillantes bienes inútiles. Siguieron con “las obras de sus manos”, perpetrando “hechicerías” biológicas, genéticas y de cualquier tipo y consagrándolas al gran becerro de oro de la producción incesantemente creciente, al rendimiento y a la competitividad.
[Apocalipsis, 920. Entre tanto los demás hombres, que no perecieron en esas plagas, no por eso hicieron penitencia de las obras de sus manos, dejando de adorar a los demonios y a las estatuas de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que ni pueden ver, ni oír, ni andar. 21. Ni tampoco se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus robos.
Los efectos de la sociedad industrial parecen abonar más fácilmente la imaginación catastrofista y dejar a los apocalípticos como unos moderados y, en vez de pensar solo en terremotos —que sigue habiéndolos, especialmente desde que el fracking ha tomado carta de naturaleza y amenaza como expandirse como plaga—, los expertos relatan muchas otras catástrofes naturales, como la destrucción de la capa de ozono, el calentamiento y fusión gradual de los polos por causa del calentamiento global y la desaparición de islas enteras de la faz de la tierra, como consecuencia de la subida del nivel de los mares y cambios de corrientes marinas, de consecuencias permanentes y devastadoras.

Es de apreciar la pasmosa clarividencia, en lo general, de la visión de Juan sobre el mundo que iba a llegar dos mil años después de su éxtasis.

Juan acaba con los ángeles tocando las siete trompetas y continúa con algo más sorprendente: los siete ángeles que vierten siete cálices en la tierra, que se supone representan la ira de Dios y terminan en ese momento con el 100% de lo que las trompetas habían destrozado apenas en un tercio. Tal que así:
[Apocalipsis 15.] (Los siete cálices. Preparación de las plagas.) 1. Vi también en el cielo, otro prodigio grande y admirable, siete ángeles que tenían las siete plagas que son las postreras, porque en ellas será colmada la ira de Dios. [Apocalipsis 16.] (Se derrama el contenido de las copas.) 1. En esto oí una voz grande del templo que decía a los siete ángeles: Id, y derramad las siete copas de la ira de Dios en la tierra. 2. Partió, pues, el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y se formó una úlcera cruel y maligna en los hombres que tenían las marca de la bestia, y en los que adoraron su imagen. 3. El segundo ángel derramó su copa en el mar, y quedó convertido en sangre como de muerto, y todo animal viviente en el mar murió. 4. El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y sobre los manantiales de aguas, y se convirtieron en sangre 8.El cuarto ángel derramó su copa en el sol, y diósele fuerza para afligir a los hombres con ardor y con fuego 9. Y los hombres abrasáronse con grandes ardores, en vez de hacer penitencia para darle gloria, y blasfemaron en nombre de Dios, quien tiene poder sobre estas plagas.
Es sorprendente lo recurrente que puede ser San Juan manifestando que ni siquiera cuando les cae la destrucción cuasi total, los hombres se arrepienten. Por el contrario, siguen blasfemando, esto es, consumiendo, quemando, arrasando, talando y contaminando todo lo que pueden. No puede haber imagen más fiel y más desesperanzada de nuestro tiempo, para los que esperamos que al llegar al borde del abismo, podamos poner cordura y evitar despeñarnos definitivamente. Como si no tuviésemos arreglo, vamos.
[Apocalipsis, 1610. El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y quedó su reino lleno de tinieblas, y se despedazaban sus lenguas en el exceso de su dolor. 11. Y blasfemaron del Dios del cielo por causa de sus dolores y llagas, más no se arrepintieron de sus obras.
Sigue la falta de con(s)ciencia y absoluta falta de arrepentimiento por los errores cometidos… ¡espeluznante!.
17. El séptimo ángel derramó su copa por el aire, y salió una voz grande del templo por la parte del trono, que decía: Esto es hecho.
Es curioso que además de que el conflicto final tenga lugar en el escenario de la Mesopotamia y que los reyes de toda la tierra —esos que buscan petróleo con desesperación en ese subsuelo que Dick Cheney calificó como “el premio gordo de la lotería energética”— para poder mantener la sociedad infernal que han creado, que solo puede sobrevivir consumiendo cada vez más petróleo, sean también los mencionados como coaligados por los espíritus de demonios (¡ellos se llaman así mismo los aliados!).

Coda
En fin, lo que parece que queda claro , meridianamente claro, es que las mayoría de las trompetas ya han pasado tocando y nadie ha hecho el más mínimo caso, y que andamos ahora en algún lugar entre las trompetas y los cálices. Y cada día que pasa, con la situación del mundo agravándose por momentos, mientras seguimos mirando para otro lado y a lo nuestro, San Juan resulta más terriblemente certero cuando pronostica repetidamente que no por estas barbaridades los hombres se arrepintieron de todas sus fechorías sobre el planeta.

Ahora, cuando hayan leído el Apocalipsis y se atrevan a echar una mirada honesta sobre el estado del planeta, digan con sinceridad si no estamos en medio de ese relato.

Pedro Pérez Prieto - 15/15\15

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