27/2/12

Hacer de nuestra debilidad nuestra fuerza


Y si no hiciésemos nada?
Reflexiones sobre nuevas perspectivas sociales (extracto)
Alexandra-Odette Kypriotaki

Más de diez huelgas generales en Grecia, pero ¿se ha conseguido algo? Alexandra-Odette Kypriotaki ha participado en las movilizaciones desde 2008, pero se marchó a Londres con esa pregunta en la cabeza. “En mi país ya no se encuentra trabajo ni de camarera”.
A partir de un balance autocrítico de los enfrentamientos y la movilización, que no han frenado ni un ápice la devastación social, pero han expuesto demasiados cuerpos a la represión y la destrucción, Alexandra propone recomenzar por otro lado: 
Ni luchar ni confrontar, sino desertar;
Ni reivindicar ni pedir, desplegar aquí y ahora el mundo en el que queremos vivir;
Ni actuar ni movilizarnos, sino entregarnos a cierto abandono.

Hacer fuerza de nuestra debilidad.
El capitalismo nos exige una disposición permanente al deseo, al contacto, a la producción. Un tiempo permanentemente ocupado, bajo presión, en pos de resultados. Hoy es obligatorio estar contentos, ser optimistas y positivos. Debemos proyectar constantemente la imagen de que sabemos, de que va todo bien, de que tenemos las cosas bajo control, de que somos fuertes. Pero, ¿no nos exige demasiadas veces lo mismo el activismo político? Lucha, resultados, la respuesta en la boca, la moral siempre alta, fuera los tímidos, los dubitativos y los melancólicos…
¿No podríamos formar un ejército de débiles, de torpes, de ignorantes?
La consigna sería: “sí, estamos deprimidos, qué pasa”?
El programa: “no sé”.
La huelga, no hacer nada de nada, ni siquiera movilizarnos. 
Do nothing day… un miércoles, luego el jueves y así.

Un amigo me explicó hace poco que lo más fuerte de las plazas era el descubrimiento colectivo de que el verdadero lujo no tiene que ver con el consumo, sino con otra vivencia del tiempo, la experiencia de hacer mucho con muy poco, el encuentro con otros con quienes no me hubiera encontrado nunca, las nuevas amistades. La auténtica riqueza es la que nos damos unos a otros, la que circula y no se posee.
Interrumpir la presión, no responder a la destrucción con más destrucción, abandonar  las filas, disfrutar: Pura ciencia-ficción, pero que nos permite pensar la realidad y el presente. Y además, ¿cuál es la alternativa?
Estamos esperando un apocalipsis que nunca llega, un “fin de los tiempos ” pospuesto continuamente, con el fin de reinventarnos. Esta espera interminable nos agota. Ojalá acabara ya esta cuenta atrás, aunque casi preferiríamos que aterrizara una nave espacial en nuestro jardín y nos llevara lejos de aquí. Construiríamos un planeta nuevo y reluciente, Lagash, como en Anochecer de Asimov: la población sucumbe a la barbarie y la locura cada 2.500 años con el fin de reinventar su civilización, sus tecnologías y las formas de ilustración.
Ni siquiera la alienación es ya una alternativa. Desgraciadamente, la necesidad acuciante de reinventarnos a nosotros mismos, la cultura y el ser pide a gritos ser desactivada, ahora y con urgencia.
¿Vivimos en la era del apocalipsis? La política frente a la antipolítica. La (r)evolución global no la traerá ninguno de los líderes o partidos actuales; por esa razón optaré por no hablar de ningún tipo de pensamiento político en el contexto de la democracia parlamentaria o el gobierno socio-democrático....
¿Qué ocurriría si todo el mundo renunciara? Un abandono generalizado y colectivo. ¿Qué significa en realidad no hacer nada? Significa recuperar tu tiempo con el fin de construir subjetividades y colectividades de resistencia.
Nos hemos olvidado por completo del abandono. Nos hemos olvidado de respirar. Respirar a través de las respiraciones de los otros. En los ataques de pánico, lo único que hay que hacer es respirar. Así te salvas; a ti y a todo el universo. Un plan maestro.
En el movimiento italiano de Autonomía de los años 70 se consideraba que la autonomía emanaba de tácticas directas de la vida cotidiana y la “anarquía práctica”. Se consideraba que la esencia de la ‘utopía’ se encontraba en actos que no eran románticos, heroicos ni políticos. Los autónomos italianos difundían: “La utopía es aquí y ahora. No hay futuro, ni ayer. Solo tenemos el hoy, un presente eterno. Tenemos que destruir los fantasmas del pasado y las pesadillas llenas de ansiedad del futuro”.
Ha llegado la hora de que los griegos —y todos los ‘perdedores’ del mundo— se reconstruyan sobre los pilares de su debilidad. Que repiensen su identidad a través de una lente de tradición y espiritualidad. A través de la cocina: compartiendo el proceso de hacer un pastel y comérselo juntos. A través de la imaginación: mitos, narrativas, cuentos de hadas. A través de la tradición: el luto, los cultivos, la canción. A través de la solidaridad y la autoorganización. Mi término para la situación es ‘enraizamiento’. Gente conectada con la tierra. Fotosíntesis, comida, agua y música.
Igia, kavla ki epanastasi”, queridos amigos. Y amor.
Leer texto completo en: http://www.sostenibleycreativa.es/cambios-sociales/%C2%BFy-si-no-hiciesemos-nada-reflexiones-sobre-nuevas-perspectivas-sociales/

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