1/12/10

LA RENDA BÀSICA

¿Qué es la Renta Básica?

La Renta Básica es un ingreso  que el Banco Central pone en circulación mediante una renta mensual, como derecho de ciudadanía, a cada miembro de pleno derecho de la sociedad.  La cuantía ascendería al importe calculado del umbral de la pobreza.

Es un derecho individual y personal, independientemente de su situación personal, económica y laboral. No requiere contraprestación alguna por parte del ciudadano que la percibe. Su aplicación debe ser en el ámbito de una zona monetaria, al ser una medida económica y no una asistencia social.

La Renta Básica de Ciudadanía supone a la economía lo que supuso el sufragio universal a la democracia. Y devolver la función del empleo a lo que es, un medio para lograr unos fines de bienestar, mientras que actualmente se ha convertido en un fin en sí mismo, que  hacen el empleo ineficiente y cuanto más se insiste más se empuja a la penuria social.
La Renta Básica permite desvincular los ingresos del trabajo, posibilita la realización personal, e incrementa la libertad personal y de mercado. Solo a través de la Renta Básica el mercado de trabajo adquiere su condición de libre mercado. Lo que redundará en una mejor y mayor eficiencia social.  Y sobre todo pasar de la sociedad del sufrimiento y el estrés a la de la responsabilidad individual y el desarrollo personal.

 LA RENTA BÁSICA ESTÁ ESCRITA
Ante una idea sobre la que hay que pararse a pensar y analizar fórmulas de aplicación, los políticos quedan desconcertados. Quienes han anunciado publicitariamente la Renta Básica no saben cómo abordar su puesta en marcha, quienes han defendido llevar la democracia a la economía, no saben no contestan. Quienes han fundamentado en Derecho esta medida, les preocupa mantener el sillón. Se aprueba una subcomisión de estudio sobre la Renta Básica (sesión parlamentaria en el Congreso de los Diputados, 17 – V – 2005) y no se pone en funcionamiento.
La Renta Básica no es una idea improvisada, tiene su historia. Lo que sí hemos realizado es convertir la idea de la Renta Básica en una teoría y aportar un modelo adecuado de financiación. Hemos puesto los límites de su aplicación, es decir establecer una critica de la Renta Básica, o sea establecer los criterios sobre los cuales se puede desarrollar, tal como plantea Kant en relación a la crítica de la razón, práctica y sobre lo que puedo saber. Lo que nos preocupa hoy es cómo se va a aplicar.

El año 1955, Eric Fromm escribe en su obra “Psicoanálisis de la sociedad contemporánea” sobre la necesidad de un ingreso anual garantizado, con el cual muchos males, dice, de las sociedades comunistas y capitalistas desaparecerían: “La esencia de esta idea es que todas las personas, trabajen o no, deben tener el derecho incondicional de no morir de hambre ni carecer de techo. Recibirán sólo lo que necesitan básicamente para mantenerse, pero no recibirán menos. Este derecho expresa un nuevo concepto en la actualidad, aunque es una norma muy antigua… Otorgamos este derecho a nuestros animales favoritos, pero no a nuestros semejantes. El campo de la libertad personal se ampliaría enormemente. Una persona que es económicamente dependiente de otra ya no se vería obligada a someterse. Las personas talentosas que deseen prepararse para una vida diferente podrán hacer esto. Los estados modernos “benefactores” han aceptado este principio, pero no en realidad. La burocracia aún administra a la gente, aún la domina y humilla, pero el ingreso garantizado no requiere ninguna prueba de necesidad. No se necesitaría un programa para administrar un programa de seguridad social. Un ingreso garantizado asegura una libertad y una independencia reales. Por ello es inaceptable para cualquier sistema basado en la explotación y en el dominio del otro. La idea parecerá impracticable o peligrosa a los que creen que la gente es básicamente perezosa por naturaleza, sin embargo no tiene una base real, simplemente es un lema que sirve para racionalizar la resistencia a renunciar al sentimiento de poder sobre los individuos indefensos”.


Como dijo Eric Fromm el problema de aplicar esta medida no es económico, sino de mentalidad. Provoca un rechazo reflejo, pues cuestiona la inercia de miles de años de evolución, desde el punto de vista histórico, económico e incluso antropológico, pero lo que hemos logrado de una manera es lo que nos puede destruir si no somos capaces de frenarlo. Si llegamos al final de un camino que da al mar, hay que cambiar de vehículo, el anterior no nos sirve por muy bueno que sea y lo útil que fue.

El pensamiento funciona por inercias. Y la lógica nos engaña si no la analizamos. La gente piensa que con una Renta Básica nadie trabajaría, cuando hoy muchos asalariados recurren al pluriempleo porque el triple de la Renta Básica no les llega. No es cierto, pero nos sucede como cuando a un niño se le pregunta que si una vaca blanca da leche blanca ¿una vaca negra por lógica negra,, pero la realidad no es así. O la primera impresión es decir que no hay dinero para su aplicación, cuando realmente sobra y se derrocha en lujos constantemente. Pero también a un niño se le dice que qué pesa más un kilo de hierro o un kilo de paja y dice que el de hierro, cuando pesan lo mismo. Con la RB sucede lo mismo, es cambiar la forma del mismo dinero, organizado de manera más eficiente.

Gabriel Tortella en su libro sobre Historia social y económica contemporánea cita a Keynes, para explicar que este economista consideró que el problema económico de las sociedades ha sido la pobreza. Plantea que el mundo Occidental tiene los recursos y la técnica suficiente para resolverlo. Cuenta el empeño de Keynes para convencer a políticos y economistas de que la economía había cambiado, de manera que los supuestos tradicionales ya no se daban y había que inventar una teoría económica, que fue en su caso la Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero. La cual no fue sino una adaptación a la realidad de su tiempo. A raíz de ella se abandonó el patrón oro, los sistemas de pagos internacionales dejaron de hacerse exclusivamente con el oro y se empezó a usar el déficit fiscal, de este modelo surge la Conferencia de Bretton Woods, que pretende la estabilidad de precios y sienta la base del modelo keynesiano de inyectar a la economía dinero público.

La aplicación del nuevo modelo cambió la realidad y, al seguirse aplicando, las mismas medidas han dejado de funcionar. Se buscan los fallos, cuando en realidad hace falta una nueva teoría que permita adaptarse a la nueva realidad que ha surgido. La Renta Básica es una medida de adaptación de la economía a una nueva realidad. Una nueva realidad definida en la globalización, el progreso tecnológico que hace que cada vez se necesiten menos empleos para producir la misma riqueza e incluso mucho más. Compárese cualquier trabajo agrario, burocrático, industrial o comercial de hace veinte años a nuestros días. La hegemonía de la economía financiera hace que se cree riqueza mediante el mercado de valores. La Renta Básica sirve de relación entre la bolsa de la compra y la Bolsa financiera, a modo de vaso comunicante.

El premio Nobel de economía del año 2001, Josehp Stiglitz declara (2008) que la crisis económica origina un incremento del paro de un 6´1% y que irá en aumento. Analizando la economía se puede observar que el desempleo se equilibra con el progreso tecnológico y es, sin embargo, el aumento del paro lo que da lugar a la crisis, pero no se puede crear más empleo, más bien cada vez será menos y hay que afrontar esta nueva situación. La realidad económica ha variado. Una de las soluciones que da este economista es renegociar las hipotecas, pero ¿quién no haya podido comprar una propiedad y alquila una vivienda? Sería una error tremendo dar ayudas parciales pues hundirán más el sistema. Por lo que la implantación de una Renta Básica se ajustaría mejor a la crisis de modelo que permite ajustar el desempleo estructural y ayudar a las familias a afrontar alquileres e hipotecas igualmente, en proporciones de necesidad y no de negocios. ¿Por qué los bancos centrales van en ayuda de los bancos comerciales y grandes empresas y no de las familias endeudadas y ciudadanos que lo necesitan? El premio Nobel de 1970, Samuelson, define la economía como la ciencia que nos permite comprender como distribuir los recursos escasos. La realidad actual es que gracias a la tecnología hay que aprender a distribuir los recursos abundantes, por eso hay pobreza y necesidad a la vez que contratos multimillonarios a futbolistas, por ejemplo. Si no se encauza la riqueza se desborda el capital y no llega a los pobres. Ya no puede hacerse el reparto social por el empleo, sino por la Renta Básica.

Y el cuarto pilar de la nueva realidad es la imperiosa necesidad de lograr un desarrollo sostenible. En el fondo de los problemas ecológicos están los intereses económicos, cuya amenaza es aumentar el paro. Por tal motivo no se cumplen los protocolos internacionales (Kyoto, Bali) lo que supone cada vez más una amenaza con el cambio climático en ciernes.

Para la consecución de la RB es necesario adaptar el modelo fiscal, incidiendo en una tasa sobre beneficios especulativos y el incremento del IVA, tal como expone José Miguel Sánchez. Pues el modelo de financiación permite adaptar la fiscalidad al nuevo paradigma económico que se nos presenta, en una sociedad que ha pasado de su etapa industrial a la de consumo.

Las reflexiones sobre el trabajo en la sociedad moderna son abundantes, tanto a nivel de pensamiento como en la literatura. Lo cual nos lleva a replantear su papel y ver que es la causa de muchos otros problemas que no se resuelven porque no se va al fondo de los problemas y se juega con todos ellos con promesas y falsas esperanzas. Para el biólogo Alexis Confort “el trabajo es necesario para el hombre cuando no es agobiador ni forzoso“: Lo presenta como una fuerza socializadora y creativa, comparada al arte y la expresión creativa. Analiza cómo cuando el trabajo se convierte puramente en un medio para adquirir dinero e independencia genera un malestar profundo, en el cual es donde hay que buscar el origen de la actual agresividad y violencia, para lo cual es necesario un cambio económico, cultural y psicológico al mismo tiempo, sin lo cual las políticas para resolver los problemas que se derivan de ello son políticas de imagen.

Hasta ahora la sociedad ha gestionado la falta de recursos, la escasez de dinero y de alimentos. En la actualidad se mantienen los mismos criterios, con algún avance inútil y torpe, pero que aparenta un gran progreso o una medida estrella, cuando lo que hay que cambiar es el modelo, ya que lo que es necesario gestionar es el exceso de riqueza, el excedente de producción agraria, lo cual, por mantener políticas antiguas, hace que una parte de la población mundial muera de hambre mientras que en otras partes se estén gastando millones de dólares y euros para acabar con el exceso de producción, con el fin de que no afecte al precio del producto. El modelo de subvenciones a la agricultura hace que los países en vías de desarrollo no puedan salir de su pobreza. Al mismo tiempo se recortan las ayudas sociales, para enriquecer a los terratenientes, bajo la excusa de impulsar el medio rural, de manera indefinida, porque nunca se consigue.

Un cambio en el modelo de trabajo lo podemos observar en a quien corresponde ser el sujeto laboral de la sociedades de la caza, agrarias e industriales. Para llevar a cabo las tareas necesarias se requirió fuerza y resistencia, lo cual es propio de la juventud. Sin embargo en la sociedad tecnológica basta apretar unos botones, o controlar un teclado, por lo cual no es necesaria de manera obligatoria únicamente la mano de obra de la juventud.

La reflexión sobre la Renta Básica nos lleva a tomar conciencia del cambio en el que estamos inmersos, y del que no nos damos cuenta del cual se viene advirtiendo desde hace tiempo. El fisiólogo Alexis Carrell, comenta en su obra “La incógnita del Hombre” que es necesario liberar al ser humano de la tecnología ciega, pues nos lleva a la destrucción, ya que su aplicación no se acompaña de los cambios necesarios. Sin embargo escribe: “Por primera vez en la historia de la humanidad una civilización que se derrumba es capaz de discernir las causas de su decadencia. Por primera vez tiene la fuerza gigantesca de la ciencia“. Se pregunta si sabremos usar ese conocimiento y poder.

Braudillard, desde la sociología analiza en su obra “Crítica de la economía política del signo”, cómo la sociedad de consumo a creado una lógica que va más allá de lo económico: la lógica del consumo que se ha convertido en un sistema cada vez más sofisticado e imperceptible de control. Asegura que la economía política está en el corazón del signo, de manera que desaparece el discurso, las ideas y las medidas se reducen a ser un símbolo, de manera que lo que es un mecanismo de intercambio se convierte en una estructura de Poder, lo que Galbraith denomina “tecno-estructuras”, por lo que además del valor de uso y de cambio hay un valor del signo.

Para Recuy C. Kwant el trabajo se incorpora a la factividad socioeconómica. Analiza en su obra “Filosofía social” cómo el trabajo influye en la personalidad, de manera que conforma la manera de pensar. Estudia el proceso social por el cual la esclavitud se prolongo durante siglos porque los esclavos fueron incapaces de liberarse a sí mismos. Tampoco los explotados lo hicieron durante siglo y medio porque vieron su posición normal. De igual manera actualmente, dice, mucha gente está fijada en el moderno orden laboral, lo admite y lo vive como normal. De esta manera critica la facticidad social, según la cual lo que es se admite porque es.

Precisamente lo que hace el pensamiento social y la filosofía es desentrañar el modelo de vida que hace que las personas piensen como lo hacen, lo cual es el primer eslabón que nos encadena a la realidad e impide cualquier cambio. Martin Heidegger observa que es necesario comprender la economía desde la “Ge-stell“, es decir puesta en la totalidad, de donde viene y en el contexto en el cual sucede, sólo desde la relación con la totalidad es posible su desocultamiento. En su obra “El Ser y el tiempo”, cuenta que toda ciencia es un modo de “ser ahí“, lo que es inherente a “ser en el mundo“. De esta manera vemos que la economía también viene de su historia y vuelve a ella, y en este proceso se construye la realidad, que puede ser un sometimiento a ella o una intervención que permita al hombre su existencia, de lo contrario, someterse, lleva a la falta de autenticidad, tanto individual como colectiva, y esta falta de ser auténtico lo sufrimos en la política, la economía y el arte en nuestra sociedad.

En su obra de teatro “Los cerezos”, Chejov, expresa la construcción de un mundo en el que para la sociedad lo principal empieza a ser el dinero. Cuando se tala un árbol, cuando se elimina una finca se arrasa con una forma de vida, con una forma de ver el mundo. El problema es cuando el proceso es imparable, cuando se ejerce como poder y sin que pueda asomarse la conciencia de esos procesos de revalorización, en el que un espacio vale cada vez más, pero no se atiende a lo que elimina. Honore de Balzac, en su novela “Piel de zapa” hace decir a uno de sus personajes “la vida de un hombre vale más que todos los empleos del mundo“. Leído tal cual es obvio, evidente, pero la realidad nos hace hoy gritar lo mismo, pues la maquinaria política de crear empleo arrasa con el planeta, empuja a los accidentes laborales, a la anulación de la conciencia.

De la esclavitud se pasó a la explotación y de ésta a un proceso manipulador a escala social. Las políticas de empleo ya no se basan en datos reales sino en juegos de cifras que se convierten en noticias. Los partidos activan unos intereses políticos que hacen estar a un a parte de la población con un partido, contra el otro. La masa votante se hace forofa de un equipo u otro, sin importar el contenido de los programas. La falsificación de la política hace que no haya discurso. Los partidos se convierten en empresas con asalariados, ejecutivos cuya meta laboral es cumplir objetivos medibles en rentabilidad electoral. Disminuye el número de parados, pero no es porque haya menos desempleados, sino porque se les obliga a hacerse autónomos, de manera que si un obrero no es contratado, no es un parado, sino una empresa en quiebra. Vemos de esta manera una cadena de subcontrataciones que devalúan el empleo, cuyo salario ya no garantiza la subsistencia de una familia, lo cual se llega a ver normal.

La ley de dependencia se presenta como una medida progresista, algo innovador, cuando es algo que viene de estudios de EE.UU. para abaratar costes en una población que cada vez envejece más. En lugar de ser atendidos los dependientes en el sistema sanitario y ser auxiliares clínicos o enfermeras quienes cuiden a los enfermos y a personas mayores se crea una red de inmigrantes, con bajo sueldo, para hacer esa labor. Hace poco me comentaba un empleado de vigilante que en su trabajo se han incrementado las horas extras, que la media salarial sale a 3´48 euros la hora. El convenio no lo permite, pero ya no se contratan auxiliares de seguridad, sino auxiliares de servicios. Como decía Blas Pascal “no interesa inventar cosas, sino inventar nombres”.

En este sentido vivmos una falsificación de la política, como cuando se ofrecen cantidades de dinero a sectores de la población con criterios electorales y no económicos. 200 euros mensuales a los jóvenes que trabajan y cobran, y se llama cínicamente “renta básica de emancipación”, dejando fuera a los jóvenes que no reciben un salario y que lo necesitarían más. O 400 euros a los asalariados, como propina que da el estado, y no a quienes más lo necesitan, como los que son pobres por decreto ley, que reciben pensiones por debajo del umbral de la pobreza. O 2.500 euros a quien tenga un hijo, como la ministra de defensa que gana muchísimo al igual que su pareja, pero a quien tenga dos hijos de tres y cuatro años con escasez de recursos no. Esto es un dislate y una injusticia adornada de palabrería de políticas de igualdad, de medidas sociales, lo cual es mentira. Baste analizar el informe de la Caixa (2008) para comprobar que en los últimos años ha aumentado la pobreza en España, desaprovechando los años de bonanza. Algo falla en las medidas populistas. Y es que la RB no es dar dinero, sino ordenarlo de otra manera, adaptado a la nueva realidad. En lugar de incentivar la inversión variando los tipos de interés y distribuir la riqueza mediante el empleo se pone el capital en circulación desde abajo y de manera descentralizada, para que la economía funcione mejor, que los mercados sean más eficientes. Y así la RB entra de lleno en lo que es la definición del crecimiento económico, ¿hasta dónde? ¿hasta una próxima crisis? Pero cuando es una crisis de modelo, y entendiendo crisis en el sentido orteguiano de “cambio, se puede entender que la RB define tal crecimiento: hasta que sea posible la RB. Tiene que haber unas finanzas que funcionen, un nivel óptimo de tecnología (Pareto) y un buen sistema de recaudación.

No importa que no se solucionen los problemas, el caso es que no se noten, fabricar imágenes triunfalistas, que acaben anulando la conciencia individual. El culpable es quien lo sufre. No importa no resolver los problemas, pues en el juego electoral siempre hay una oposición a quien echar la culpa, se buscan los culpables sin buscar soluciones. No se debaten las razones de una medida, se cuantifica su importe, y la oferta política se convierte en una subasta. Bastaría que durante un año los políticos ganaran el sueldo base y no pudieran hacer uso de sus propiedades para que cambiaran su manera de hacer política. Verían la realidad sin perderse en los vericuetos de una burocracia inútil y que conforma un modelo de control. Llegaríamos a lo que Ronald Laing llama “experimentar la evidencia“. Como diría uno de los personajes de la obra “El cuarteto de Alejandría” de Lawrence Durrell: “No deberíamos andar a la caza de una igualdad imaginaria, sino a una decente equidad“. ¿Qué política de la vivienda va a hacer quien vive a todo lujo? ¿Va a arriesgar su poder? ¿Qué política de igualdad va a defender quien va en coches de lujo y vive derrochando riqueza, por ejemplo en vestidos de modista cuyo precio daría de comer a una familia pobre? Hace falta una política de ciudadanía, de ciudadanas y ciudadanos, no de Poder. Precisamente la RB se plantea desde la unidad básica de la sociedad, la persona, sin usarla como un medio para los beneficios de los poderosos, que chantajean al individuo por su necesidad. Y sólo entonces funcionará el mercado, según las necesidades reales, no las creadas. Por eso hablamos de que la RB es una síntesis de modelos, que impulsa el liberalismo necesario, para crear riqueza, y el socialismo posible, para su distribución. En una evolución de la economía que desemboca en la RB como medida real, pues deja de ser utópica cuando, como dijo Marcuse (El final de la utopía) es posible y necesaria.

La Renta Básica nos lleva a una nueva conciencia social y política, en la cual encaja una nueva economía. Ha llegado un momento en que la falsificación de la conciencia social, su vaciamiento hace que los trabajadores acepten puestos de trabajo miserables, como palanca para tener acceso a otros. No les importa su labor. Muchos trabajadores por cuenta propia no lo hacen con una visión empresarial, sino que dinamizan la mentalidad de trabajar para ser ricos lo antes posible. Este trasfondo de la conciencia es lo que permite que en muchas ciudades se privatice la gestión del agua, el transporte público, la sanidad, el cuidado de los montes., etc. El espacio público y colectivo se encoge y ya no se concibe el trabajo como un servicio, sino como un negocio, lo cual sucede también en la política, Universidad y demás. Se ha creado una cadena destructiva en las relaciones humanas, de manera que la atención al público se tiene que simular y aprender en cursillos. Cualquier papeleo o gestión se convierte en un problema, quien lo sufre lo acaba reproduciendo en su puesto de trabajo. Lo cual afecta a la vocación que prácticamente está anulada hoy en día. Kalil Gibran escribe: “Si no podéis trabajar con amor sino con disgusto, es mejor que abandonéis el trabajo y pidáis limosna. Quien hace el pan con indiferencia hace un pan amargo que apacigua sólo a medias el hambre“, lo cual suena hoy a canto celestial.

En su obra “Rafael” Adolfo de Lamartine cuenta como el protagonista se encierra a leer, de la literatura pasa a la política y de ésta a la economía. Llega a la siguiente conclusión: “La economía política es lo mismo que la riqueza de las naciones. La ciencia económica se asienta más en axiomas que en verdades y crea más problemas de los que resuelve. Proclama principios de dudosa aplicación, vacíos y falsos. Cuando lo que se necesita es aplicar recursos concretos para el bienestar y establecer lazos de fraternidad“.

¿Y qué tiene que ver la literatura con la economía? Vemos que abundan referencias a la economía y al trabajo en la obra de casi todos los escritores, hasta Plauto ironiza sobre los banqueros en la época del imperio romano, 200 a.C, pues, como dice Octavio Paz en su obra “El arco y la lira (Poesía e Historia)”, la poesía, en general la literatura, revela el mundo, hace visible la sociedad, porque relaciona lo que sucede con las personas, con sus sentimientos. Expresa lo real y el hombre. Este escritor mexicano observa que no es que la técnica se interponga entre nosotros y la imagen del mundo, sino que la falta de dicha imagen es la que hace que la técnica marque sus ritmos e imponga su mentalidad. Esa imagen es la que ofrece el arte. Hoy la política es una técnica, al igual que la economía, en la que se suprime el pensamiento. Se trata de una gestión en la que influye más una campaña de publicidad que una idea. La gente se asusta cuando se plantea dar una cantidad de dinero a cada ciudadana-ciudadano, pero no ve que es otra manera de organizar lo que ya se hace bajando y subiendo los tipos de interés, que consiste en dar más o menos dinero a los grandes capitales, para que lo empleen en crear puestos de trabajo. O subvencionar directamente a empresas. Esta presión de crear empleo impide que se cumplan los compromisos, como el protocolo de Kyoto, para evitar el cambio climático y lograr el desarrollo sostenible. Pero se vende la imagen de que preocupa el medio ambiente, y se compran tasas de emisiones de CO2 a los países pobres, para de esta manera cumplir con la estadística y dar una imagen diferente de la realidad. En el subasteo político se dan 2.500 euros a los niños nacidos a partir de una fecha, pero una familia pobre que hubiera tenido un hijo dos días antes se queda sin ese dinero. Se da ¿con qué criterio, sobre qué estudio, ante qué necesidad? Que más da, el caso es que se convierte en un titular de prensa y la oposición daría más. Se negocia con los terroristas un sueldo de 2.500 euros para que dejen de matar, ¿quién da más?

Hoy las políticas sociales son caras, ineficientes, necesitan de una costosísima red burocrática y social. El modelo de ayudas supone un peso que no se puede mantener. Las pensiones ideadas en un modelo del pasado se resiente y de ser el 80% que mantiene al 20% se pasa al revés. Hace falta otro ordenamiento económico. Ya no es una política de Estado sino de ciudadanía la que hace falta. Hacer que cada uno de nosotros seamos los protagonistas de la economía y no meros instrumentos. La RB es un paso más en esa evolución de la sanidad publica, la enseñanza gratuita y no su sustitución, como se puede plantear desde ideologías del liberalismo a ultranza.

Para relacionar la economía con la sostenibilidad se requiere de una constante, que todos los modelos la han tenido. La seguridad pública y las infraestructuras para facilitar el comercio en el modelo liberal. La sanidad y la educación en el modelo keynesiano. En el nuevo modelo lo es la RB, de manera que la relación entre la inflación y el empleo no nos carguemos el ecosistema al que se ha adaptado la humanidad a lo largo de muchos años. Es pues una urgencia lanzar el debate sobre la RB a la opinión pública, a los foros políticos y es necesario contar como los ciudadanos, como sujetos, no como espectadores pasivos. De ahí que brindemos al partido de los Ciudadanos esta idea.

Incentivar el empleo no es la solución ni a la economía ni al desarrollo sostenible, más bien es el problema, por eso la Renta Básica desactiva ese efecto destructor del crecimiento económoco sobre el medio ambiente. Pensemos lo que dice un poeta:

“Cazar el último pájaro,
pescar el último pez
y os daréis cuenta
de que el dinero
no se puede comer“.

Y es que de la sociedad tecnológica estamos pasando a la sociedad del arte. Nunca ha habido tanto interés por aprender música, pintura, teatro. Esto nos da una pista de por donde se encamina el futuro y no lo podemos matar. Y de hacerlo seamos conscientes de qué es lo que estamos haciendo. Sí, matar el futuro, pues como escribe Hermann Hesse, en su colección de “Escritos políticos“: “Hay que valorar los pensamientos tanto como las monedas, hay que amar las posibilidades y cultivarlas, hay que saber sentir y soñar dentro de uno mismo los presentimientos del futuro y los procesos evolutivos. El “práctico” que siempre tiene razón en las sesiones y comisiones, no la tiene nunca fuera de sus comisiones. Y quien vea en los pensamientos de la humanidad un sentimentalismo fantasioso; en las exigencias de futuro, simple literatura y en las consideraciones de los hombres mera charlatanería , no es más que un gorila y tiene que andar todavía mucho… Nosotros los intelectuales, los poetas, nosotros los locos y soñadores somos quienes plantamos árboles para el día de mañana. Muchos de esos árboles no vivirán, muchas semillas estarán vacías, muchos de nuestros sueños resultaran un error. ¿Qué importa? … Y aunque todos los códigos del mundo prohibiesen un día el matar, nuestras voces no enmudecerán, porque no matar es la condición de todo progreso, de toda humanización. ¡Y matamos tanto! Porque no sólo matamos en estúpidas batallas… matamos a cada paso. Matamos al mandar ejercer por necesidad, a jóvenes con talento, profesiones para las que no son adecuados. Matamos al cerrar los ojos ante la pobreza, las dificultades, la ignominia. Matamos cuando por comodidad, consentimos con indiferencia la continuidad de organizaciones atróficas en la sociedad, el Estado, las escuelas, la religión simulando acuerdo, en lugar de volverles la espalda. Toda indiferencia, todo desprecio no es más que matar. Por consiguiente no sólo matamos el presente, sino también cosas futuras. Con un poco de ese escepticismo burlón podemos matar a un joven gran parte de su porvenir. Por doquier florece el porvenir, pero vemos poco de ello y continuamente lo pisoteamos. Matamos, como ya dije, a cada paso“.

Publicado en :
http://ramiropinto.es/a2/articulos/renta-basica/      

No hay comentarios: